Nada permite la sustentación económica de los eventos artísticos en los próximos 6 meses. La única posibilidad de que la industria musical rebase esta crítica situación es con el auxilio gubernamental, de la misma manera que se hizo con el sector turístico.
Debe ser un plan a mediano plazo donde se involucre soporte económico liquido, incentivos fiscales, préstamos blandos y planes de asistencia social a los de menos recursos. La pandemia va para largo y cuando se tenga cierto dominio de la enfermedad, comenzará el ciclo inicial de recuperación del sector que primero cerró y el último en abrir.
Los que abogan por la suspensión del toque de queda y la apertura al sector artístico, no entienden que la solución a la crisis del espectáculo es meramente comercial. En este momento no existen patrocinios y la limitación de capacidad impuesta por el protocolo sanitario no permite la rentabilidad del negocio de la música.
No hay fórmula válida que permita hacer rentable y equitativo el negocio del espectáculo. La restricción a la aglomeración no permite que evento alguno pueda cubrir los costos de un montaje por más sencillo que sea.
El streaming ni es aceptable, ni rentable ni perdurable. El streaming no es aceptable porque no convence al público para ver a su artista favorito a la distancia, sin contacto físico. No es rentable porque nuestros artistas tienen mercados muy limitados, y no es perdurable en el tiempo, pues el artista que lo realiza, masifica su presencia y la repetición ameritaría un buen tiempo entre uno y otro concierto. El gobierno cree que el confinamiento es el mecanismo idóneo para evitar un rebrote que ponga en peligro ̈su niña mimada ̈. Es obligatorio que los artistas SE QUEDEN EN CASA porque su trabajo implica un alto riesgo de contagio y una amenaza latente a la punta de lanza de la economía que es el turismo.
El objetivo del proyecto que proponemos tiene una clara visión de tipo social. Las empresas formales recibieron ayuda a través de los programas del gobierno. Eso no ocurrió con la mayoría de las empresas artísticas, pues no estaban formalizadas.
AGUSA (Aporte Gubernamental a la Solidaridad Artística), es el formato para que el gobierno vaya en auxilio del sector, haciendo posible que los artistas lleguen a todos los rincones del país a llevar su arte y alegría de manera gratuita, imponiendo de manera drástica los protocolos sanitarios. De igual manera el proyecto sería la plataforma para la formalización del sector
FORMATO
1.- Contrataciones de 12 actividades por artista.
2.- Tarifas diferenciadas en 3 categorías para cada renglón. Estos son:
a) AGRUPACIONES
b) SOLISTAS
c) HUMORISTAS Y ANIMADORES
d) TEATRO Y TRABAJADORES CULTURALES
3.- Se pagarán 2 actividades mensuales.
4.- Los contratados servirán una lista de sus empleados a quienes se les realizará una transferencia a una cuenta abierta en el Banco de Reservas. El resto del contrato será entregado al líder o propietario de la agrupación. Si alguno de los empleados recibe los beneficios de los planes sociales del gobierno, es retirado de estos. El gobierno ofrecerá todas las facilidades para que los artistas y/o agrupaciones inscriban a sus empleados en la TSS, agregarlos como proveedores del estado y certificacion cero deudas en la dirección general de Impuestos Internos, con el objetivo de formalizarlos como empresas.
.5.- Los artistas solo realizarán actividades cuando y donde el gobierno los envíe para tener el dominio del protocolo. El Estado se convierte en el empleador artístico, y suplirá estos, a hoteles, presentaciones por streaming, lugares de diversión y otros como incentivo, los cuales no podrán cobrar derecho de admisión, comprometiéndose a la aplicación rigurosa de los protocolos, so pena de ser suspendidos y multados.
6.- Estas contrataciones se realizarán a través de empresarios artísticos que estén al día con todas las regulaciones impositivas y empresariales vigentes en el país, quienes canalizarán los contratos que deben estar firmados por los artistas. Los empresarios cobrarán una comisión que no debe exceder el 10% del valor del contrato, cuyos valores estarían estipulados por categoría y tarifas consensuadas entre los empresarios y el Ministerio de Cultura o con quien designe la Presidencia. Estos serían los representantes de los artistas para los fines de coordinación de los eventos.
Los sectores que agrupan a sonido, tarima, luces, transporte, compositores, animadores y apoyos colaterales del mundo del espectáculo serán manejados en un plan de contrataciones sin involucrarlos directamente en el proyecto. Se les pagaría por servicio y tendrían acceso a préstamos blandos, planes de asistencia social y facilidades de formalización.
Este proyecto dejaría sentada la base jurídica para poder acceder a los beneficios de la Ley de Mecenazgo Cultural.