Fabricio Ballarini, codirector del estudio, investigador del CONICET en el Instituto de Biología Celular y Neurociencia Profesor Eduardo de Robertis, se refirió a esta estudio. “La memoria espacial, que registra información sobre el entorno y la ubicación de los objetos en él, se deteriora con el envejecimiento y la enfermedad de Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas, por lo que es importante estudiar formas sencillas de mejorarla”, indicó.
Otro de los que se refirió al estudio fue el codirector Pedro Bekinschtein, investigador del CONICET en el Instituto de Neurociencias Cognitiva y Traslacional, quien remarcó: “Nuestros resultados no solo abren caminos para mejorar el abordaje clínico de enfermedades neurodegenerativas, sino también la posibilidad de una intervención simple no farmacológica para la caída natural de la memoria con el envejecimiento. Sin embargo, aún es necesario realizar muchos más estudios para poder aplicar este conocimiento en la clínica”.
Por qué las personas se vieron beneficiadas con el ejercicio
“Probablemente, porque ese breve lapso de ejercicio benefició específicamente a la memoria espacial que se estaba consolidando en ese momento. Este efecto no se encontró cuando la actividad física se realizó antes de la evocación de la memoria”, explicó Daniela Ramírez Butavand, primera autora del estudio y becaria doctoral del CONICET.