1 – Muchos dirán que estoy exagerando cuando acuso a Leonel Fernández de cometer más de 37,777 pecados capitales, por violación a 24 cañones divinos y a 7 terrenales que se inscriben dentro de lo político, penal y civil.
2 – Mi observación viene a colación, porque unos están cifrando los pecados de Leonel en 7 y otros en 700. Mi cálculo para llegar a la conclusión de que son más de 37,777, es muy sencillo. Leonel, fue por 12 años presidente de la República Dominicana, tiempo en el que controló el Comité Central y el Comité Político del PLD. En algún momento de aquellos 20 años de peledeísmo, los miembros de ambos comités alcanzó la cifra de 1220 , los cuales, en el ejercicio de sus funciones, cada uno de ellos incurrió en la transgresión de 7 pecados capitales bíblicos (“envidia, gula, avaricia, lujuria, orgullo, pereza e ira”), en los 7 que Jehová aborrece y abomina (“los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras y que siembra discordia entre hermanos”), y en transgredir los 10 mandamientos dados a Moisés por el Dios de los judíos, para un total de 24 transgresiones a cañones divinos.
3 – Pero aún faltan los siete pecados políticos en que su tiempo de gloria cometieron los más de mil miembros referidos del PLD: “traición a la patria con la entrega vil de nuestros recursos naturales a capitales foráneos, y por dejar que nuestro país se llenara de extranjeros indeseables de todo tipo. Constituirse en asociación de malhechores para desfalcar a un país robando a manos llenas con la sobrevaluación de las obras construidas por el Estado y con las compras y contrataciones y con la firma de contratos con peajes y cobros sombra”. Otros pecados cometidos por los peledeístas aludidos en el ejercicio de la política: fueron, “prevaricación y estafa, defraudar a su pueblo, violaciones incesantes a la Carta Magna, y corromper todas las instituciones del país, principalmente el sistema judicial para blindarse contra la impunidad”.
4 – Como podemos inferir de los expuesto, la sumatoria de los pecados capitales divinos y terrenales, arroja un total de 31. Entonces, como Leonel y Danilo, fueron los que corrompieron a todos esos miembros de su partido para que incurrieran en la violación de los cañones bíblicos y en la comisión de los pecados políticos enumerados, ´por ello, Leonel y Danilo, son reos de más de 37, 777 pecados capitales. 37,820, son más que 37,777.
5 – Entiendo que alguien de arriba, (en el cielo), ha tomado nota de todos aquellos que incurrieron en saquear y arruinar a un pueblo para darse una vida concupiscente de lujos y derroches, con capitales provenientes de actos y conductas abominables, y que al efecto, en la otra dimensión de la vida (en el trasmundo) toda esta generación de impíos, tendrán que pasarse más de 37,777 mil años purgando sus más de 37,777 mil pecados capitales, deambulando por los nueve círculos infernales y por las 7 gradas del purgatorio que describe Dante Alighieri en su Divina Comedia. Estos compartimentos infernales están reservados para todos aquellos que han transgredido los cañones divinos y terrenales señalados. Dicho sea de paso, a estos transgresores les será imposible alcanzar el reino prometido de los cielos. (“Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los cielos») Mateo 19, 23-30 (parafraseando) “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un político ladrón entre en el Reino de los cielos”
6- Todo el mal que le han hecho a un país esta generación de perversos, pueda que quede impune aquí en la tierra, pero jamás escapará al peso de la justicia celestial. Tanto daño, tantas traiciones a un pueblo que cifró en ellos sus esperanzas para un mejor país, jamás puede quedar impune. Esta advertencia también va, para algunos de los que en el presente nos gobiernan, y para los del pueblo, que con su voto apuestan al regreso al poder de esta generación de víboras.
El que tenga oídos que oiga…